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Revista Toma Lo Tuyo

Impuesto para las bebidas azucaradas: justo y necesario

Hace unas semanas se destapó que, durante décadas, la industria de las bebidas azucaradas pagó a científicos para desviar estudios que daban como un hecho el efecto negativo del exceso de azúcar a nivel metabólico en el cuerpo humano. La polémica se trasladó al país, y con todo esto de la Reforma Tributaria que se avecina en cabeza del Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, se enciende un debate en torno al tema: ¿Deben o no tener impuestos las bebidas azucaradas?

En nuestro país, Alejandro Gaviria, Ministro de Salud y Protección Social, ha sido partidario de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de gravar impuestos a las bebidas azucaradas. La idea con esto básicamente es desincentivar el consumo de estas bebidas cuyo exceso claramente constituye un problema de salud pública, y es que en la actualidad se les relaciona con obesidad, diabetes, hipertensión, problemas cardiovasculares, cáncer, entre otros.

La otra cara de la moneda la vive la industria, por supuesto, así como los pequeños distribuidores que verán sus ventas disminuidas ante una eventual medida. Sin embargo, al poner las dos posturas en una balanza, es clara la que debería ser la posición del gobierno. Por un lado, hay que cubrir de alguna forma el hueco fiscal del mandato actual, por otro, Gaviria sabe bien que prevenir es mejor que curar. Con esto me refiero a que gravar productos relacionados con enfermedades crónicas no transmisibles es la oportunidad de recaudar dinero para destinarlo a un sector que lleva años en crisis: el de la salud, y si se logra el principal objetivo del impuesto, que es disminuir el consumo de bebidas altas en azúcar, probablemente se irá menos dinero al tratamiento de personas que hayan desarrollado enfermedades relacionadas a estas.

Al respecto, he escuchado opiniones de personas que manifiestan que es decisión de cada uno si se exceden en el consumo de bebidas azucaradas, sin embargo, ¿son los niños conscientes de los efectos negativos de la ingesta de este tipo de bebidas? Últimamente vemos propagandas en televisión donde usan a los niños para hablar bien de gaseosas y refrescos, una absoluta VERGÜENZA. La industria sabe que los niños son vulnerables y susceptibles a propagandas que buscan cautivarlos para que consuman. El paso siguiente es que pidan a sus padres, mínimo, una bebida alta en azúcar al día y si vamos a ver, ¿cuántos papás conocen los ingredientes de los productos que compran para sus hijos en el supermercado?

La verdad es que la Reforma Tributaria no nos gustó en su totalidad, y aunque Cárdenas manifieste que ataca el bolsillo de los ricos, la verdad es que hunde cada vez más a la clase media. De esta Reforma, en lo personal, rescato el impuesto a bebidas azucaradas ($300 pesos por cada litro) y a los cigarrillos (pasaría de $701 a $2100 pesos). Centrándonos sólo en estos dos tributos, considero que son necesarios, si vemos cómo crecen cada día más estas industrias que reciben millones, y a cambio ofrecen problemas de salud a mediano y largo plazo.

Finalmente, espero que, de aprobarse la reforma, el dinero se recaude e invierta donde debe invertirse, así mismo, espero inversión y estrategias educativas eficientes en promoción de la salud y prevención de la enfermedad, estrategias que justifiquen alternativas a las bebidas azucaradas, estrategias que expliquen por qué el impuesto está lejos de ser un capricho y ser más una medida protectora para la población, cuyas cifras de sobrepeso y obesidad van en aumento.

Punto aparte: Doctora Cristina Plazas, se siguen muriendo los niños en La Guajira y El Caribe por causas asociadas a la desnutrición, no logran dar con la totalidad de los responsables del desvío de recursos y aún no ruedan cabezas en el ICBF por ineficiencia, ¿hasta cuándo? ¡Los profesionales de la salud seguimos reclamando un papel protagónico dentro de la entidad!

Juan Camilo Mesa.
Microbiólogo Industrial. PUJ
Estudiante de Nutrición y Dietética.
@mesacons

Comments

  • luis garzon

    Muy juiciosa su disquisición sobre los impuestos, tan juicioso, que solo me recuerda a Victor Hugo, que alguna vez le preguntaron que qué opinaba de la Constitución colombiana, su respuesta define toda la desgracia que nos ha acompañado desde entonces, dijo "es una Constitución para ángeles"...qué tal...?

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