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Revista Toma Lo Tuyo

Mad Max, o cómo destruir el desierto de Namibia con una película

Mad Max se llevó más Oscars que nadie… aunque ninguno de los que de verdad importan. Y, de paso, la noche de premios sirvió para reverdecer un asunto que ya dio que hablar en su día : la espectacularidad de la película de George Miller tuvo un alto coste medioambiental.

En su día, el gobierno de Namibia se mostró encantado cuando el director eligió filmar la secuela distópica en su país. La película aportó 27 millones de dólares a la economía del país, dio empleo a 900 locales y pagó en impuestos 150 millones de dólares namibios.

Pero también acarreó otra consecuencia mucho menos positiva. La devastación de uno de los desiertos más antiguos del mundo.

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En 2012, debido a las lluvias que convirtieron Australia en un lugar inusitadamente verde, el equipo de Mad Max tuvo que trasladar el rodaje a Namibia. Parece que el verde no es el color más indicado para rodar una película sobre un futuro post-apocalíptica.

El rodaje tuvo lugar en el desierto de Namib, el más antiguo del mundo —se calcula que tiene de 50 a 80 millones de años—, que se extiende desde el norte de Sudáfrica hasta Angola. Pese a ser un desierto, Namib cuenta con un ecosistema muy frágil compuesto en su mayoría por pequeños reptiles y peculiares especies vegetales.

Ahora, los locales y ambientalistas acusan al equipo de Mad Max de haber causado un daño irreparable en estas zonas tan sensibles del ecosistema del país africano.

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Tomy Collard, uno de los guías turísticos que trabajan en la zona, denunció que el equipo de la película había rodado en una zona muy sensible del cinturón de dunas del parque.

También fueron acusados de dejar huellas de neumáticos en algunas de las partes vírgenes del parque. Estas zonas reciben menos de la mitad de una pulgada de lluvia al año, por lo que la vida animal y vegetal depende de la humedad que llega desde el océano. Las huellas de estos neumáticos pueden tardar décadas en desaparecer. “Lo que es peor es que el equipo de la película trató de eliminar las marcas que dejaron arrastrando redes sobre las huellas, y con esto arrancaron plantas únicas”, declaraba el guía Tommy Collard a AFP. “No se puede rehabilitar el paisaje del desierto de Namibia”, denunciaba.

En 2013 ya se filtró el borrador de un informe ambiental independiente que corroboraba que las zonas sensibles habían sido dañadas. El informe destacaba que la consulta pública previa a la aprobación del rodaje también había sido insuficiente.

Uno de los investigadores del informe, Joh Henschel, incidía en que el permiso para rodar Mad Max fue concedido antes de que entrara en vigor la nueva legislación ambiental.

Por su parte, el equipo de la película contrató un equipo científico especial para afrontar la situación. Pero no fue suficiente. Henschel añade que “ellos hacen lo que pueden bajo estas circunstancias, pero es cierto que no se puede rehacer el daño causado al medio ambiente y también a su reputación”.

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Sin embargo, la Comisión de Cine de Namibia ha negado airadamente y en más de una ocasión cualquier problema con el rodaje, publicando un anuncio de página completa en un periódico local anunciando que concedieron a Mad Max: Fury Road un “certificado de limpieza”.

La secretaria de la comisión ejecutiva del gobierno de Namibia, Florence Haifene, dijo que se habían cumplido todos los requerimientos medioambientales. “No queremos una mala imagen de nuestro país, especialmente cuando las alegaciones no se han verificado”.

Mad Max consiguió seis premios Oscar el pasado domingo.

Pero le damos un suspenso en ecología.

Fuente

www.playgroundmag.net

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